Cada momento con ella es tan lindo y especial, nunca me había sentido así, cuando salimos me toma de la mano, sus pequeños dedos juguetean con los míos hasta que nuestras palmas comienzan a sudar, nos limpiamos ávidamente para continuar. Caminamos hombro con hombro, a veces me abraza y como buen caballero le correspondo.
Los miércoles vamos al cine, yo compro los refrescos y las palomitas, ella se encarga de las entradas, si la película es buena me voltea a ver y esboza una sonrisa, si no simplemente se recarga en mi hombro y con el favor de la oscuridad simplemente nos entretenemos.
Le compro flores, le escribo cartas, le recito poemas y le cuento chistes, creo que no hay nada mejor para entretener a una mujer. Su sonrisa lo dice todo, sé que conmigo es feliz, sé que soy importante en su vida, o al menos eso me dice siempre. En las paredes de su departamento cuelgan nuestras fotos, tal vez en su recamara también, eso no lo sé, siempre que entramos apaga las luces y cuando salgo no quiero ver, no quiero recordar que la pierdo a diario con unos cuantos suspiros y un breve temblor.
No me importa que sea maniaco-depresiva, mucho menos que viva en el quinto piso y sin elevador, me cuenta sus problemas y yo la oigo aunque me aburra, no es que sea machista e incomprensivo pero no puedo soportar que se atormente con la ropa que se pondrá, con su figura rechoncha y mucho menos que pelee con el espejo. Por ella me hice aficionado a la comida rápida, deje de beber con mis amigos para tomar café con ella, aprendí a bailar y conocí el valor sentimental de las telenovelas en cada corte comercial.
El día que me llevo a casa de sus padres sentí miedo, no por mí sino por ella, afortunadamente no se atrevió a contar sus aventuras, ni siquiera me volteó a ver al igual que sus padres, quiénes nos despidieron con una sonrisa, creo que sólo fue por cortesía o temor.
Sus amigas son demasiado estúpidas, viven para el salón de belleza, las revistas, los antros y el café, sus frivolidades me tienen sin cuidado, sólo me importa ella cuando no está con ellas, con su mal humor y sus encantos, aunque no sepa que París está en Francia y que en la Catedral de Notre Dame haya algo más que un fantástico jorobado A pesar de las ojeras se ve bien sin maquillaje, así no tengo que soportar que se le corra el rimel con el sudor o que manche las almohadas de corrector y polvo. Sin manicure y uñas es mejor, así no me duele tanto la espalda, el labial es sexy pero no cuando me lo embarra en la entrepierna.
No es muy atractiva, pero me encanta, tiene ojos, nariz, boca y por desgracia una sonrisa coqueta. Nunca había sido tan feliz como lo soy ahora, cada segundo a su lado es eterno, con ella no hay recuerdos ni pasado, quizá tampoco futuro, lo más seguro que no.
Cuando llega me enamora, cuando se va me desenamora. Pareciera que sólo existe cuando estamos juntos, no es un invento, es real, tan real que hasta mi perra la odia.
Es inteligente, se graduó con honores de la preparatoria, después de 5 años, en la Universidad tiene beca de excelencia por buen comportamiento. Sabe cocinar sin sazón, algo casi imposible de hacer a pesar de que compra recetarios y revistas de frivolidades. Es tan inteligente que siempre guarda silencio por temor a que vean sus dientes, con un beso me dice te quiero y además se puede estacionar en el primer intento.
Es lo mejor que pude encontrar, creo que soy más afortunado que su novio, un tipo tan tonto que cree en la fidelidad y que duda de la capacidad creativa de su novia, por fortuna puede darme cuenta a tiempo, antes de que me perdiera de tan virtuosa persona, de esas que sólo existen en un mundo color de rosa.
Los miércoles vamos al cine, yo compro los refrescos y las palomitas, ella se encarga de las entradas, si la película es buena me voltea a ver y esboza una sonrisa, si no simplemente se recarga en mi hombro y con el favor de la oscuridad simplemente nos entretenemos.
Le compro flores, le escribo cartas, le recito poemas y le cuento chistes, creo que no hay nada mejor para entretener a una mujer. Su sonrisa lo dice todo, sé que conmigo es feliz, sé que soy importante en su vida, o al menos eso me dice siempre. En las paredes de su departamento cuelgan nuestras fotos, tal vez en su recamara también, eso no lo sé, siempre que entramos apaga las luces y cuando salgo no quiero ver, no quiero recordar que la pierdo a diario con unos cuantos suspiros y un breve temblor.
No me importa que sea maniaco-depresiva, mucho menos que viva en el quinto piso y sin elevador, me cuenta sus problemas y yo la oigo aunque me aburra, no es que sea machista e incomprensivo pero no puedo soportar que se atormente con la ropa que se pondrá, con su figura rechoncha y mucho menos que pelee con el espejo. Por ella me hice aficionado a la comida rápida, deje de beber con mis amigos para tomar café con ella, aprendí a bailar y conocí el valor sentimental de las telenovelas en cada corte comercial.
El día que me llevo a casa de sus padres sentí miedo, no por mí sino por ella, afortunadamente no se atrevió a contar sus aventuras, ni siquiera me volteó a ver al igual que sus padres, quiénes nos despidieron con una sonrisa, creo que sólo fue por cortesía o temor.
Sus amigas son demasiado estúpidas, viven para el salón de belleza, las revistas, los antros y el café, sus frivolidades me tienen sin cuidado, sólo me importa ella cuando no está con ellas, con su mal humor y sus encantos, aunque no sepa que París está en Francia y que en la Catedral de Notre Dame haya algo más que un fantástico jorobado A pesar de las ojeras se ve bien sin maquillaje, así no tengo que soportar que se le corra el rimel con el sudor o que manche las almohadas de corrector y polvo. Sin manicure y uñas es mejor, así no me duele tanto la espalda, el labial es sexy pero no cuando me lo embarra en la entrepierna.
No es muy atractiva, pero me encanta, tiene ojos, nariz, boca y por desgracia una sonrisa coqueta. Nunca había sido tan feliz como lo soy ahora, cada segundo a su lado es eterno, con ella no hay recuerdos ni pasado, quizá tampoco futuro, lo más seguro que no.
Cuando llega me enamora, cuando se va me desenamora. Pareciera que sólo existe cuando estamos juntos, no es un invento, es real, tan real que hasta mi perra la odia.
Es inteligente, se graduó con honores de la preparatoria, después de 5 años, en la Universidad tiene beca de excelencia por buen comportamiento. Sabe cocinar sin sazón, algo casi imposible de hacer a pesar de que compra recetarios y revistas de frivolidades. Es tan inteligente que siempre guarda silencio por temor a que vean sus dientes, con un beso me dice te quiero y además se puede estacionar en el primer intento.
Es lo mejor que pude encontrar, creo que soy más afortunado que su novio, un tipo tan tonto que cree en la fidelidad y que duda de la capacidad creativa de su novia, por fortuna puede darme cuenta a tiempo, antes de que me perdiera de tan virtuosa persona, de esas que sólo existen en un mundo color de rosa.